El sangrado, sea espontaneo o durante el cepillado, y el enrojecimiento de la encía son señales evidentes de que algo pasa, aunque no haya perdida de hueso, como ocurre en la gingivitis. Que la encía sangre no es normal.
Además del sangrado espontaneo o con el cepillado, se puede notar mal aliento, hipersensibilidad al frío, movilidad o separación de dientes, retracción de la encía y una percepción de alargamiento del diente. Estos signos pueden indicar que se trata de una periodontitis.
Ante estos síntomas, debe visitar al periodoncista que realizarán un correcto diagnóstico y le aconsejaran el tratamiento adecuado.
Además, la progresión de las enfermedades periodontales y la gravedad de la destrucción de tejidos se ven condicionadas por los factores de riesgo genéticos o ambientales como el tabaco, el estrés, una infección vírica, una posible reacción a algún medicamento o el hecho de padecer diabetes, entre otros.
Las enfermedades de las encías limitan la masticación, debido al aumento de la movilidad dental, y alteran el aspecto estético de la boca si hay retracción de la encía o pérdida de hueso. Si no se tratan adecuadamente, ni existe un mantenimiento periodontal periódico, las patológicas periodontales irán agravándose hasta provocar la perdida de los dientes.
Además, la evidencia científica está constatando que la infección periodontal incrementa el riesgo cardiovascular, complica el control de la glucemia en pacientes con diabetes, favorece las enfermedades pulmonares y las complicaciones durante el embarazo, aumentado el riesgo de parto prematuro.
Las personas que fuman tienen hasta tres veces más riesgo de padecer periodontitis. Además, como el tabaco dificulta y reduce el flujo sanguíneo, en ocasiones el sangrado de las encías no se manifiesta, lo que dificulta su detección precoz. Por ello, es conveniente que los fumadores presten una especial atención a la salud de sus encías, además de intentar dejar de fumar.