Para gozar de una buena salud bucal lo principal es la prevención. El ataque de la caries no tiene edad, tanto los dientes de leche como los definitivos, pueden sufrirla, por eso es muy importante una adecuada higiene bucal desde pequeños/as. Se pueden observar numerosos niños/as con caries y se puede pensar que como es un diente de leche no es conveniente acudir al dentista, pues se piensa que cuando pierdan ese diente, se solucionará el problema. Esto es un error, las caries en dientes de leche deben ser empastadas.
Los dientes de leche tienen unas características que hacen que la caries avance más rápidamente que en los dientes definitivos, llegando a afectar al tejido nervioso del diente mucho más deprisa que a un adulto. Cabe recordar que la caries es una enfermedad infecciosa y de no ser tratada puede desencadenar problemas más serios llegando a afectar al diente definitivo que todavía se encuentra oculto y en proceso de formación para salir a la edad adecuada. Además, una pieza dental no tratada puede precisar una extracción, lo que haría que los dientes se desplazaran ocupando el espacio vacío y provocando un mal desarrollo de la dentadura definitiva. A esto hay que añadir que los niños necesitan tener una boca sana para facilitar la ingestión de alimentos, en definitiva, los dientes forman parte del proceso de alimentación y del desarrollo infantil.
Si un niño/a ha perdido un diente de leche, será necesario poner un sustituto que reponga la importante función del diente perdido.
La caries dental se define como un proceso o enfermedad dinámica crónica, que ocurre en la estructura dentaria en contacto con los depósitos microbianos y por causa del desequilibrio entre la sustancia dental y el fluido de placa circundante, esto da como resultado una pérdida de mineral de la superficie dental, cuyo signo es la destrucción localizada de los tejidos duros.
Actualmente la caries es cada vez más frecuente en niños/as pequeños/as y, de hecho, estiman que puede afectar entre el 10% y el 15% de los menores de entre dos y cinco años. Este porcentaje va en aumento conforme van pasando los años, por eso es conveniente intentar prevenirlo y solucionarlo cuanto antes.
Las indeseables caries pueden aparecer en la boca de los más pequeños en cualquier momento. Un buen cepillado y no abusar de los dulces son las claves para evitar estos huéspedes no invitados. Se producen al entrar las bacterias en los dientes y convertir los azúcares en ácidos que atacan el esmalte. Es una enfermedad infecciosa que ataca los dientes de leche igual que los de los adultos. Aparece por diversas causas, algunas que no podemos corregir, como la calidad y forma de los dientes y otras que sí podemos controlar como la dieta, la higiene bucal o el tiempo.
Se aconseja la limpieza de los dientes nada más éstos salen. Al comienzo con una gasa humedecida y a partir del año, cuando la dentición empieza a completarse, ofrecerle al niño/a un cepillo para que se vayan familiarizando. Tiene que ser de tamaño adecuado para su edad, con cerdas blandas y puntas redondeadas.
Los niños/as imitan todo lo que hacen los padres. Por eso, es muy importante la labor de éstos. Deberían cepillarse al menos dos veces al día, una por la mañana y otra por la noche, antes de acostarse; aunque lo ideal es después de cada comida. Hasta los tres años tendrás que ayudarlo a limpiarse bien; pon especial énfasis en las muelas, donde se acumulan restos de comida. Al principio lo realmente importante es el cepillado. El dentífrico se puede usar más adelante cuando no corran el riesgo de tragarlo. Hoy en día hay pastas fluoradas de diversos sabores, especiales para niños.
Es importante recordar que intenten no comer alimentos azucarados entre horas, especialmente antes de irse a dormir. Procura que no coma demasiados caramelos blandos y que beba suficiente agua después de cada comida.