Si desde el primer momento del embarazo acudimos al dentista éste nos podrá informar sobre nuestro estado de salud oral y realizar una planificación para los siguientes 9 meses. Lo más importante es la prevención y mantener la boca sana con una profilaxis profesional.
Según en qué estado nos encontremos del embarazo (primer, segundo o tercer trimestre) se procederá de una manera u otra.
Se realizará una revisión completa de la boca y se hará una planificación. Si encontramos caries no urgentes se tratarán en el segundo trimestre que es el más conveniente para tratar cualquier tipo de patología. Si encontramos gingivitis se realizará una profilaxis profesional que consiste en una limpieza dental a fondo, aplicar flúor, dar instrucciones de higiene oral, etc.
Sólo en casos de urgencias, dolor o focos infecciosos procederemos a realizar el tratamiento. No existe ningún tipo de problema en realizar estos tratamientos, es más perjudicial las consecuencias de tener un foco de infección y no subsanarlo.
Normalmente en embarazadas no realizamos radiografías de control pero si la urgencia lo requiere las podremos tomar sin problema ya que en nuestra especialidad la radiación es mínima, usamos radiografías digitales que minimizan la exposición, es una radiación lineal y protegeremos a la madre con un collarín y un delantal plomado.
En el caso que necesitemos usar anestesia utilizaremos una anestesia especial para embarazadas y si necesitamos recetar algún tipo de medicamento nos pondremos en contacto con su médico de cabecera.
En el segundo trimestre será el momento ideal para realizar aquellas caries encontradas en el primer trimestre que no eran urgentes y realizar tratamientos periodontales. Los materiales para realizar los empastes son inocuos. Evitaremos blanqueamiento y tratamientos de estética. Siempre usaremos aislamiento absoluto y las citas serán cortas.
En este ultimo trimestre sólo realizaremos tratamientos de urgencia, hay que tener cuidado con la posición de la futura mamá en el sillón dental, al tumbarla el útero no se mueve y presiona la vena cava, produciendo un síndrome hipotensivo, ésto se evita no reclinando mucho a la paciente y colocando una almohada en la cadera de la paciente para desplazar el útero.