Esta es una de las conclusiones a las que llegó la odontóloga Menevse Deprem-Hennen, en su doctorado titulado “El dentista del diablo”, tras analizar unas actas del especialista personal de Hitler, el general de las SS Johannes Blaschke.
La facultativa saca una serie de conclusiones del análisis de estos informes, actas que durante años se creyeron perdidas: “Es muy probable que Hitler padeciera una fuerte halitosis”, dice Deprem-Hennen y añade que el dictador nazi “se alimentaba muy mal y sufría periodontitis”. “Es probable también que, como muchas personas, Hitler tuviera miedo al dentista”, dice la odontóloga, quien saca esta conclusión del hecho de que, en lugar de hacer un tratamiento de raíz en una o dos sesiones, Hitler hacía llamar al dentista hasta ocho veces.
También es conocido el miedo del valiente general Millán Astray, de quien se dice que se hacía acompañar por varios legionarios a fin de mitigar los chirriantes sonidos del instrumental con el “soy el novio de la muerte”.