La radioterapia se emplea en pacientes con cáncer con el objetivo de eliminar las células cancerosas. Pero el problema radica con la imposibilidad de distinguir entre células sanas y malignas, originándose efectos secundarios.
El hueso es una de los tejidos en constante renovación y con la radioterapia se produce un descenso del metabolismo de éste, disminuyendo por tanto la capacidad de responder a los requerimientos fisiológicos que requiere la osificación, produciéndose el fracaso del implante.
Es por tanto la necesidad de un tiempo de espera tras la radioterapia para la colocación de los implantes.